El concepto de recreación, entendido como actividad de distracción, implica la participación activa, tanto a nivel físico como mental, del individuo. En este sentido, la recreación se opone al ocio, que es más bien una forma pasiva de distracción, más relacionada con la distensión y la relajación del cuerpo y la mente.
La recreación es fundamental para la salud física y mental. Por esta razón, es aconsejable practicar actividades recreativas de vez en cuando que nos proporcionen la posibilidad de despejar la mente y dedicar nuestro tiempo libre a cosas que disfrutemos realmente. En este sentido, la recreación sirve para para romper con la rutina y las obligaciones cotidianas, y así aliviar el estrés acumulado.
Las actividades de recreación que practiquemos pueden estar relacionadas con deportes o hobbies. Como tal, la práctica frecuente actividades recreativas nos brinda momentos gratos y sentimientos de bienestar y satisfacción.
Por otro lado, la recreación también puede estar relacionada con la acción de recrear o reproducir cosas. Por ejemplo, podemos hacer la recreación de una batalla histórica para recordar más vivamente la significación de ese acontecimiento.
Una recreación también puede aludir a la adaptación de obras fílmicas o televisivas del pasado, lo cual, en el lenguaje audiovisual, también se denomina remake.
Asimismo, la recreación física de un espacio o de un evento o fenómeno puede realizarse mediante una computadora empleando programas de simulación que permiten recrear realidades con el uso de animación virtual.
Recreación en Educación Física
La disciplina de la Educación física, impartida durante la etapa escolar, tiene la finalidad de instruir a los niños y jóvenes sobre las formas saludables de emplear el tiempo libre para la recreación. En este sentido, los enseña a ejercitarse y a practicar actividades recreativas, como los deportes, donde es imprescindible el movimiento corporal.
BUEN USO DEL TIEMPO LIBRE
En los últimos años se ha desarrollado en nuestras sociedades, cambios fundamentales, transformando la manera de vivir, pensar, actuar de las personas y, como no podía ser de otra manera, la forma de educar. En unas pocas décadas hemos pasado de la sensación de vivir en un mundo estancado e imperecedero donde, sin ir más lejos, la vivienda o el trabajo eran bienes prácticamente vitalicios, de sociedades locales con la atención puesta en el interior, en su propia lengua, religión y cultura como si se tratara de la única existente, de una economía local a un mundo basado en la globalización económica y cultural, caracterizado por el cambio continuo, la movilidad, los avances técnico-científicos, la bioingeniería, la nanotecnología, el exceso de información, las migraciones, la multiculturalidad a una sociedad donde se considera al ser humano desde otra perspectiva tomando en cuenta sus emociones, pensamientos, además de sensaciones como parte fundamental de su crecimiento como miembro de una sociedad.
Desde nuestro punto de vista, esta metamorfosis social en la que nos encontramos inmersos, lejos de plantearnos nuevas problemáticas, nos aporta situaciones insólitas hasta el momento, que se traducen en nuevos retos para las sociedades que forman el entramado asociativo y las personas que trabajan en ellas. Se trata de una nueva coyuntura que obliga a revisar qué y cómo lo hacen en un proceso de evaluación continua, y de búsqueda de la excelencia en todas las acciones que realizan para lograr un cambio en su manera de ver la vida y sobre todo desde el punto de vista educativo. y es que, lejos de dejarse llevar por la transformación o la novedad en sí misma, se cree que es necesario adoptar una postura reflexiva, crítica y atenta que permita adaptarnos a los cambios con la perspectiva, que no todo puede ser tiempo de trabajo y estudio, sino que este debe conectarse de manera productiva y efectiva con el uso adecuado y productivo del tiempo libre como un medio para la humanización de las personas y por ende el fortalecimiento del proceso de socialización a lo largo de toda su vida.
Hay que resaltar que, uno de los aspectos esenciales que caracteriza al ser humano es su capacidad de crear su propio proyecto de vida que lo lleva a lograr su propia formación y aprendizaje ayudándole también a crecer tanto en su vida personal como en su vida laboral, siendo un aspecto importante dentro de ese proyecto: el tiempo libre y la recreación, los cuales no responde solamente a su impulsos, deseos, apetencias o gustos por aquellos aspectos que producen placer o satisfacción de sus necesidades básicas; sino de lograr un equilibrio en todos los contextos de su vida para fortalecer las necesidades de las personas ayudándole a mejorar su interacción con los demás; siendo un tema fundamental para en el desarrollo del hecho educativo.
De allí que, los docentes deben impulsar a los estudiantes sobre la realización de las actividades físicas y recreativas en el área educativa, durante el tiempo de libre, ya que esta como disciplina social ejerce una relevante influencia en todos los aspectos o dimensiones que conforman al ser humano, tal como lo señala Campos (1999), busca “Atender al cuerpo es atender al hombre, por ello sus funciones orgánicas motoras, se constituyen en una búsqueda de grandes satisfacciones, del disfrute de su propia vida y el empleo de una serie de estrategias que constituyen parte esencial en su centro de trabajo”. (p. 89),
De acuerdo con lo planteado, todo aquello que ayude a las personas a satisfacer sus necesidades en función del bienestar en su vida personal y laboral se debe afianzar a través de la educación, desde que nacen hasta que llega a la plenitud de su vida, logrando una estabilidad no solo física sino también mental, porque las personas tienen necesidades básicas y de ellas depende su actitud ante la vida, tanto en lo personal como en el ámbito laboral y social.
Es de hacer notar que, cuando se utiliza el tiempo libre de una manera responsable y sobre todo creativa, se le da sentido a lo que se hace, sobre todo al desarrollo de las relaciones interpersonales, porque la persona se enriquece personalmente de sus experiencias, de sus vivencias, sintiéndose mejor consigo mismo; y grupalmente, estableciendo relaciones productivas con los que le rodean, esto le permite razonar mejor y por consiguiente vivir mejor y convivir con los demás.
Es importante aclarar que cuando se habla de tiempo libre se toma en cuenta la conceptualización de Osuna (2010) quien la define como:
“Período de tiempo que le queda al individuo después de llevar a cabo sus obligaciones diarias (laborales, educativas, sociales, familiares). También hay una parte del tiempo libre que lo dedicamos a actividades autoimpuestas, que no forman parte de nuestras obligaciones, sino que son actividades que nosotros hemos decidido hacer (tareas religiosas, voluntariado social)”. (p. 43).
En tal sentido, casi todos los expertos consideraran que el tiempo libre es aquel en el que las personas realizan las actividades que más les gustan. Pero esto no excluye el descanso, las diversiones y el desarrollo o enriquecimiento personal. Si se lleva al plano educativo se convierte en una acción indispensable en la formación del individuo dependiendo de la edad y el nivel donde se encuentre, pero si es fortalecido desde la niñez, el ser humano aprenderá a hacer uso adecuado de los mismos, sin que esto afecte sus actividades al llegar a la adultez.
Este aspecto se ve reflejado también desde que el ser humano ingresa a la institución educativa, teniendo en cuenta que ésta no solo tiene la función de formar sino también tiene una función socializadora y es en ella donde los estudiantes mantienen relaciones con sus pares que les llevan a formarse como para aprender a vivir en armonía y en convivencia con los demás; Por ello, quizás una de sus mayores debilidades, presentes en toda sociedad consumista, es que la institución educativa se convierte única y exclusivamente en un ente donde solo se imparten conocimientos y desarrollo de capacidades e inquietudes intelectuales, y probablemente, una de las causas de que la escuela no cumpla adecuadamente su cometido es el que se haya renunciado a educar para el tiempo libre .
Por lo tanto, no se puede cuestionar que los seres humanos desde la niñez al ingresar a la escuela hasta llegar a la universidad necesitan aprender las áreas académicas básicas como el Lenguaje, Matemáticas, Historia, y también técnicas intelectuales y hábitos de trabajo y estudio, pero eso no es suficiente para formar a un ser integral. Al respecto Goldstein (2000), considera que la institución educativa en cualquiera de sus niveles tiene que ocuparse también por desarrollar habilidades sociales y personales así como capacidades y actitudes que ayuden a favorecer en el educando la autonomía personal y posibilitar el desarrollo de inquietudes y aptitudes que los faculten para elaborar proyectos de vida donde actividad física y la recreación formen parte indispensable de los mismos; pero no visto como una pérdida de tiempo, sino que puedan entusiasmarse a descubrir nuevos mundos que den sentido a sus vidas, esa es la función humanizadora que tanto se requiere cumplir en la organización educativa en todos los niveles en la actualidad.
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